Esta original receta la probé por primera vez hace unos meses, en un restaurante malagueño llamado "La casa del Perro". Ahí me pusieron un "chupito de ajoblanco de remolacha" que me encantó por su color, a primera vista... y por su sabor y frescura al probarlo.
Aunque no tengo la receta original, he elaborado mi propia versión de este "ajoblanco" tan violeta/morado y aquí la comparto.
Os animo a personalizarla a vuestro gusto.
Ingredientes:
- Remolacha cocida (a ser posible, mejor cocerla nosotros).
- Almendras al natural (de mi vecina de Almogía, en este caso).
- Pan duro (o sin pan).
- Poco-poquísimo ajo (por mi parte).
- 1 chorrito de aceite de oliva virgen extra malagueño (si es posible).
- Sal al gusto.
- Vinagre al gusto.
- Hielo a mogollón o si no, que esté frío-frío-super frío de la nevera.
Elaboración:
- Troceamos la remolacha ya cocida.
- Escaldamos las almendras en agua hirviendo y a continuación, pasándolas por agua muy fría, les quitamos la piel.
- Remojamos en agua fría el pan duro (si lo usamos)
- Ponemos todos los ingredientes anteriores en el vaso de una batidora y añadimos el aceite y el ajo.
- Batimos hasta dejar la mezcla suave y sedosa.
- Salamos y añadimos el vinagre batiendo un poco más. Probamos y rectificamos si es necesario.
- Añadimos el hielo o la ponemos en el frigorífico a que se enfríe muchísimo.
¡Y listo!